A mediados del siglo XVIII, durante el periodo de la ilustración, aparece el teatro Neoclásico, también conocido como Neoclasicismo, el término acuña dos vocablos, “Neo” una voz de origen griego que significa nuevo, seguido de la palabra “clásico”, es decir, el nuevo clásico.
Para algunos historiadores, esta corriente teatral surge en contradicción a las formas y costumbres del teatro barroco y su profunda influencia en la sociedad Europea del siglo XVII.
Para los ilustrados, el legado de Lope de Vega representaba la degeneración del género humano y por consiguiente se debía restablecer el orden moral combatiendo “fuego con fuego”.
Es decir, debía emerger un nuevo estilo de teatro que priorizase la moral y los valores de una sociedad burguesa en crecimiento, donde tuviera cabida el uso de esta expresión artística y fuente de entretenimiento como vía para educar al pueblo.
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¿Qué es el teatro Neoclásico?
Es una corriente teatral cuyos cimientos fueron definidos por el estilo y las ideas de las antiguas sociedades romanas y griegas, se trata de una manifestación literaria que abarca gran parte del siglo XVIII y tenía por objeto sintetizar los ideales de la Ilustración.
El teatro neoclásico estaría fundamentado en el interés de los artistas y dramaturgos, quienes inspirados en los saberes predominantes del “siglo de las luces”, obrarían en función de retomar los valores culturales de la antigüedad y adaptarlos a las necesidades políticas y sociales de la época.
Por ello, el neoclasicismo fue el móvil de la Ilustración para instaurar el pensamiento racional en detrimento de la visceralidad, para promover el comportamiento digno, el decoro y el realismo sobre todos los aspectos de la vida. El fin último de esta corriente teatral era “dar una lección” basada en una ética laica.
Historia del teatro Neoclásico
El teatro neoclásico tiene su origen en la Francia del siglo XVIII, es predecesor del clasicismo francés del siglo anterior y surge a raíz de los escritos poéticos de Ignacio de Luzán en 1737. Los cuales eran un compendio de conocimientos que describen las reglas generales de la poesía y de sus principales especies.
En su contexto histórico, esta corriente teatral nace como fiel adversario del teatro barroco, esto se debe a varias razones. La primera es que el teatro era la principal fuente de entretenimiento y cultura de la época.
En medio de esto surge una fuerte polémica teñida de espíritu progresivo que tenía a la cultura barroca como obstáculo de la renovación, pues esta era catalogada de promover incultura. A su vez, este sentimiento fue reforzado por la situación política y económica de España, la cual durante este siglo pasaría a ser una potencia secundaria, siendo esta la segunda razón.
Como resultado, el resto de países europeos pusieron en tela de juicio la cultura española y sus aportaciones del siglo anterior, lo que reforzó el sentido de cambio e incrementó la popularidad del teatro neoclásico, al menos en los estratos más altos de la sociedad.
Características del teatro Neoclásico
El mérito al desarrollo y conceptualización del estilo teatral neoclásico corresponde a los Ilustrados, quienes promovieron esta corriente teatral sujeta a las siguientes características:
- Verosímil: partiendo de que el teatro barroco promovía los excesos imaginativos y el surrealismo, el neoclasicismo procura adoptar temas de índole realista, contemporánea y cotidiana.
- División teatral: se produce un rechazo total a la combinación de géneros teatrales, por ello, la tragicomedia desaparece y las obras deben identificarse claramente bajo un único género.
- Regreso a las 3 unidades: durante el período barroco, el teatro abandonó la noción de las 3 unidades que conciben la representación en un solo lugar, con un solo argumento o trama, y en un intervalo de tiempo menor a 24 horas. Esta teoría fue desarrollada por Aristóteles y acogida nuevamente por el neoclasicismo.
- Didactismo: las obras tenían por objeto un fin práctico para que los espectadores pudieran apropiarse de este y materializarlo en sus vidas.
- Moralizante: mediante la crítica de determinados temas sociales, las obras de esta corriente teatral procuraban imponer nuevos preceptos éticos.
- Las 5 reglas del teatro neoclásico: adicional a la apropiación de los ideales clásicos, esta corriente teatral centró su disciplina en cinco reglas, las cuales fueron la pureza de forma, el propósito, la verosimilitud, el decoro y el realismo.
No obstante, el teatro neoclásico consolidó algunas características fundamentales que por su valor histórico pudiéramos considerar como secundarias, razón por la cual las describiremos brevemente a continuación.
- Introducción de las mujeres al teatro: durante este periodo se abrió el camino para las primeras mujeres actrices, lo que proporcionó otro nivel de realismo a los papeles femeninos.
- La improvisación: debido a la búsqueda de realismo, para los actores era común poseer una elevada técnica de improvisación para poder personificar con más detalle cada papel al que fuesen sometidos.
- Escenografía y vestuario: continuando con la idea del realismo, los vestuarios mantuvieron su ostentosidad, se desarrolló el sistema de poleas y esto permitió los cambios rápidos de escenografía y se incursionó en la creación de múltiples accesos al escenario para proporcionar dinamismo a la obra.
Autores y obras destacados del teatro Neoclásico
Pierre Cornielle (1606-1684): nacido en Normandía, y educado como abogado, el célebre dramaturgo destacaría en la literatura por la diversidad y riqueza reflejada en sus obras, donde es posible apreciar los valores culturales y las mayores interrogantes de su época.
Con frecuencia es reconocido como el padre de la tragedia francesa. En sus inicios ganó reconocimiento y popularidad por obras como: Mélite (1629), Citandre (1630) y Medea (1635).
Aportes: Su obra más conocida y criticada es “El Cid” (1636), seguida de Horacio (1640), Cinna (1641), Poliouto (1642), El mentiroso (1643), Don Sancho de Aragón (1649), Andròmeda (1650) y Nicomedes (1651).
Jean-Baptiste Poquelin (1622 – 1673): amado por miles y odiado por cientos, el dramaturgo, poeta y actor francés, mejor conocido como Molière, es considerado uno de los escritores más importantes de la literatura francesa. A menudo es representado como el padre de la Comédie Française, sus obras han sido traducidas e interpretadas en la mayoría de lenguas vivas.
Aportes: Sus principales obras fueron, Las preciosas ridículas (1659) comedia de un solo acto; Don Juan (1665) inspirada en El burlador de sevilla de Tirso de Molina; El avaro (1668); Tartufo o el impostor (1669); , El enfermo imaginario (1673) la historia de un hipocondríaco.
Jean Racine (1639 – 1699): Conocido como uno de los tres grandes dramaturgos del clasicismo francés, y fiel precursor del neoclasicismo. Racine basó su trabajo en la tragedia, llevó una vida mundana en París y recibió el favor del rey para desarrollar su arte.
Aportes: Entre sus principales obras trágicas se encuentran: Andrómaca (1667), Atalía (1691), Fedra (1677) y Esther (1689). También escribió una comedia popular llamada Los Litigantes (1669).
Leandro Fernández de Moratín (1760-1828): de origen español, Moratín es conocido como el único comediógrafo neoclásico que logró concebir una forma valiosa de comedia, para tal hazaña se valió de mezclar la sátira de costumbre y la comedia urbana.
Sus obras provenían de dos vertientes, una de crítica intelectual que expone los vicios y errores de la sociedad, otra de corte visceral con matices de afectividad que realza la virtud y la verdad. Con este modelo consigue dar utilidad didáctica a su expresión, al margen de las reglas dramáticas clásicas.
Aportes: La obra más famosa de Moratín es “El sí de las niñas” (1806). Se trata de una comedia en prosa que critica los matrimonios a conveniencia. Otras obras destacadas son: La derrota de los pedantes (1789), El viejo y la niña (1790), La comedia nueva o el café (1792), El barón (1803), y La mojigata (1804).
Vicente Antonio García de la Huerta (1734-1787): nacido en España y formado como oficial del ejército. De la huerta es uno de los dramaturgos más polémicos y conflictivos de la historia neoclásica. Su trabajo y obra procuraban reavivar el drama nacional.
Aportes: Quizás la obra más reconocida del autor es Raquel (1778), pues esta surge cuando el teatro español neoclásico se consolida como género. Seguida de Agamenón vengado (1930) y La fe triunfante del amor y cetro (1784).
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