México es un país que está repleto de historias sorprendentes, en donde muchas de ellas, intentan dar respuestas a sucesos que verdaderamente no tienen explicación. Una de esas historias es la de las pastoras de piedra, una leyenda bastante popular que surgió a inicios del siglo XX, en el municipio Teloloapan.
Según nos cuenta esta leyenda mexicana, la historia se desarrolla en torno a dos pastoras, que luego de haber hecho una promesa y no cumplirla, se convirtieron en piedra.
Personajes:
- Las pastoras.
- El señor de Chalma.
- Peregrinos
🌑 Leyenda de las pastoras de piedra
Esta leyenda se centra a principios del siglo XX, una época en donde era común que las personas creyentes hicieran largas peregrinaciones a pie para llegar a la región de Chalma, lugar donde se encontraba el señor de Chalma. Pues según se dice, las personas buscaban encontrarse con él, puesto que aparentemente podía cumplir peticiones, incluso curar enfermedades.
En una oportunidad, unas pastoras viajaron junto a un grupo de peregrinos, que se dirigían a Chalma para cumplir una promesa. Estas mujeres vestían con ropas coloridas, las cuales eran típicas de la región.
El camino para llegar a Teloloapan era bastante largo, sin embargo, dieron pie a su recorrido. Pero, después de muchas horas de caminata, las pastoras se dejaron caer, diciendo que ya no podían continuar, que ya no irían a cumplir su promesa al señor de Chalma.
Aunque los peregrinos comenzaron a animar a las pastoras para que siguieran su recorrido, éstas no cambiaron su decisión, alegando que estaban arrepentidas de la promesa que hicieron.
Luego de no poder hacer que cambiarán de opinión, los fieles continuaron con su viaje. Minutos después, al voltear, se dieron cuenta que las pastoras ya no estaban, y en su lugar, se encontraban unas piedras con figura de mujer.
Antes esto, los peregrinos se asustaron y se dieron cuenta que las mujeres recibieron el castigo del señor de Chalma por no haber cumplido con la promesa que le hicieron.
Si es verdad o no esta historia, no lo sabemos, pero lo cierto es que esta leyenda nos deja como enseñanza de que debemos cumplir cualquier promesa que hagamos, de lo contrario, es mejor no prometer nada.