
Es una adaptación de un cuento a obra de teatro que nos envía Segundo Vereau cuya historia se llama “El sueño del pongo” del escritor peruano José María Altamirano, trata sobre un niño sirviente o pongo que es cruelmente tratado por un patrón y que en un sueño logra darle su merecido, por abusivo.
🎭 El sueño del pongo
Autor: José María Arguedas Altamirano
Adaptación teatral: Segundo Vereau Bernardo
👫 Personajes:
- Narrador
- Pongo
- Patrón
- Cocinera
📢 ACTO I
NARRADOR: Un hombrecito se dirige a la casa hacienda. Iba a cumplir el turno de pongo o sirviente. Era pequeño, débil, vestía ropas viejas y le saluda:
PONGO: — ¡Buenos días, patroncito!
PATRÓN: — ¡Entra rápido indio!
NARRADOR: El patrón, al verlo se ríe a carcajada y le pregunta delante de todos:
PATRÓN: — ¿Eres gente? ¿Qué cosa eres?
NARRADOR: El sirviente se siente humillado y con miedo. Se queda callado y de pie. Entretanto, el patrón le vuelve a decir:
PATRÓN: — ¡Por lo menos sabrás lavar ollas!, ¡sabrás barrer!
PONGO: — !Sí patroncito! (tiembla de miedo)
PATRÓN: — ¡Mira esos platos!, ¡llévate esa inmundicia!, ¡lávalos!
NARRADOR: El pongo se arrodilla, le besa las manos y humillado, se va hacia la cocina. Algunos trabajadores se ríen y otros se compadecen.
PATRÓN: — Este hombrecito es fuerte y obediente, pero lo voy a martirizar como a todos.
COCINERA: — ¡Pobrecito huérfano!, ¡es el hijo del viento y de la luna!
PATRÓN: — ¡Pongo, ven acá!, ¡corre rápido!
PONGO: — Sí, papá. Diga usted.
NARRADOR: Esas palabras eran las únicas que repetía. Pero, el patrón lo despreciaba. Cuando entra al comedor, lo empuja de la cabeza y le obliga a que se arrodille y le da varios golpes suaves en la cara como a un pellejo, y le dice:
PATRÓN: — ¡Eres un perro!, ¡ladra! (le grita) ¡camina en cuatro pies!, ¡corre perro!
NARRADOR: El pongo obedece y el patrón se reía, sin cesar.
PATRÓN: — ¡Eres una vizcacha!, ¡siéntate en dos patas!, ¡levanta las orejas!
NARRADOR: Cómo el pongo no podía levantar las orejas, le golpea con una bota y le empuja por el piso de ladrillo. Pero una noche, como el pongo no podía rezar, le dice:
PONGO: — ¡Señor, quisiera contarle algo!
PATRÓN: — ¡Al fin!, ¡te animaste a hablar!, dime algo indio…
PONGO: — Patroncito le contaré un sueño, en el que habíamos muerto los dos y que aparecíamos desnudos ante San Francisco. Luego nos examinó y pesó el corazón de los dos.
NARRADOR: El amo, muy curioso y asombrado, lo conminó a seguir:
PATRÓN: — Sigue, sigue contando…
PONGO: — Luego, oí que San Francisco dijo: “el ángel más bello venga, junto con otro ángel menor, trayendo una copa de oro llena de la miel de chancaca transparente”.
PATRÓN: — ¿Qué pasó después?
PONGO: — Luego San Francisco ordenó que el ángel mayor te cubriera todo tu cuerpo con la miel y brillabas como el oro.
PATRÓN: — ¿Qué pasó después?, ¡así tenía que ser!, ¿Y a ti que te pasó?
PONGO: — Allí mismo, San Francisco llamó al ángel feo y viejo, para que traiga un tarro con excremento humano, ordenándole que ensucie todo mi cuerpo con esas heces.
NARRADOR: El patrón ríe feliz y exige que le cuente el final.
PATRÓN: — ¡Ya termina!, ¡dímelo el final!, ¡no me impacientes!
PONGO: — ¡Yo estaba avergonzado y apestando!, entonces, San Francisco volvió a reunirnos y nos ordenó que nos lamiéramos el uno al otro, despacio y por toda la eternidad. Y el viejo ángel rejuveneció y se encargó de vigilar que su voluntad, se cumpliera.
FIN