La leyenda del callejón del beso es Mexicana y esta inspirada en una hermosa historia de amor y tiene cierta relación con la leyenda del hilo rojo. El callejón del beso es un lugar real, ubicado en la ciudad de Guanajuato, a unos 360 km de distancia al norte de la Ciudad de México, casi entre Guadalajara y San Luis Potosí.
La historia cuenta que los amantes que pasen por ahí deben besarse en el tercer escalón y así conseguirán la felicidad por muchos años. Como muchas historias o leyendas de amor tiene inicio en una trágica historia, como Romeo y Julieta.
👫 Personajes:
- Doña Carmen
- El padre de Carmen
- Don Luis
- Doña Brígida
😘 Leyenda El Callejón del beso
Cuenta la leyenda que Doña Carmen era la hija única de un padre codicioso y testarudo que en su afán de poseer riquezas y buena posición buscaba, como se acostumbraba en aquella época, un exitoso comerciante con el cual poder casar a su hija. Por ello la cuidaba celosamente en su casa evitando que conociera a los hombres comunes y corrientes que existían en el pueblo minero.
Tan solo pensar que su hermosa hija se enamorara de un pobre pueblerino, le llenaba de ansiedad. Pero como suele suceder, el amor derriba todas las barreras por más fuertes que éstas sean (por eso relaciono esta historia con el hilo rojo).
Doña Carmen conoce a Don Luis, un humilde minero con el que se veía en un templo cercano a su hogar, por supuesto a escondidas de su padre.
Un día, el joven minero cortejaba a la hermosa doncella ofreciéndole agua bendita de sus manos, tuvo la desgracia de ser descubierto por el padre que inmediatamente la encerró en su casa y la amenazó de casarla en España con un viejo y rico noble, con el que, además, acrecentaría su mermada fortuna.
La bella y sumisa doncella, triste, vivió su encierro al lado de su muy querida dama de compañía, Doña Brígida. Ambas lloraban todos los días su pena desde el balcón de su recámara, y Doña Brígida no hacía más que prometerle que no dejaría que la llevaran a España en contra su voluntad.
El joven enamorado no supo en un principio qué hacer ya que no le era permitido hablar con su amada, pero al pasar cerca de su casa, notó que la ventana de la recámara daba exactamente a la ventana de la casa vecina, y estaban a escasos centímetros de distancia. Se abría la posibilidad de poder estar en contacto con su amante si compraba aquella casa vecina.
Sugirió al dueño de aquella casa, un precio para comprarla, pero recibió constantes negativas hasta fijarlo en un costo tan alto que tuvo que dar todo su patrimonio de años de ahorro y trabajo a cambio. El precio valió la pena cuando al asomarse por la ventana y extender su mano pudo tocar con sus nudillos la ventana del cuarto de su amada.
La sorpresa de Doña Carmen, fue mayúscula cuando, asomada a su balcón, encontró a tan corta distancia al hombre de sus sueños. No hicieron más que jurarse amor eterno y planear como se verían todas las noches a través de esos balcones tan cercanos.
Una noche, cuando estaba los enamorados estaba distraídos, arropados en un cálido beso, del fondo de la pieza se escucharon frases violentas. Era el padre de Doña Carmen reprendiendo a Brígida, quien se jugaba la misma vida por impedir que su amo entrara a la habitación de su señora.
El padre arrojó violentamente contra el piso a la protectora de Doña Carmen y al ver como su hija se besaba con ese miserable minero, con una daga en la mano y de un solo golpe, la clavó en el pecho de su hija lleno de rabia y coraje. Don Luis enmudeció de espanto…la mano de Doña Carmen seguía entre las suyas, pero cada vez más fría y sin movimiento.
Ante lo inevitable, Don Luis dejó un tierno beso sobre aquella mano tersa y pálida, ya sin vida… El joven no pudo soportar vivir sin su amada Carmen y desesperado se suicidó, tirándose desde el brocal (borde que rodea un pozo profundo) del tiro principal de La Mina de la Valenciana.
Como dije al inicio de esta leyenda, El Callejón del Beso aun existe en la hermosa ciudad de Guanajuato, está situado en la zona histórica, en las faldas del cerro del Gallo, una barriada que existía ya desde el siglo XVIII y que es sin duda, uno de los más típicos de dicha ciudad.
Este callejón, como lo cuenta la historia, tiene la particular característica de que mide 68 cm de ancho y sus balcones están casi pegados el uno uno al otro.