La Zorra y las uvas

Fabula La Zorra y las uvas - Esopo - Samaniego

Hoy traemos una nueva fabula con moraleja que nos deja una enseñanza. En este caso se llama La zorra y la uva, una fabula corta escrita originalmente por Esopo, pero que fue reversionada por otros autores como Samaniego, Jean de la Fontaine y Fedro. La moraleja de esta historia deja un mensaje sobre el sobre el esfuerzo y el fracaso, consejo que puede ser tomado por niños y adultos. Vamos a leer!!

✍ Fabula: La Zorra y las uvas

👫 Personajes:

  • La Zorra

Autor original: Esopo

Reescrita por:  Félix Maria Samaniego 

➤ La Zorra y las uvas por Esopo

Era una tarde muy soleada y calurosa. Una zorra, que había estado cazando todo el día, estaba muy sedienta.

“Cómo me gustaría encontrar agua”, pensó la zorra.

En ese momento vió un racimo de uvas grandes y jugosas colgando muy alto de una parra. Las uvas parecían maduras y llenas de zumo.

“¡Oh, oh!” dijo la zorra mientras la boca se le hacía agua. “ El zumo dulce de uva sacia mi sed!”.

La zorra se puso de puntillas y se estiró todo lo alto que pudo, pero las uvas estaban fuera de su alcance.
No queriendo abandonar, la zorra tomó impuso para alcanzar las uvas. Fue inútil, no pudo alcanzar las uvas.
La zorra saltó y brincó una y otra vez pero no pudo alcanzar las uvas en ninguna ocasión. Al final la zorra estaba más sedienta y cansada que nunca.

“¡Qué tonta soy!” dijo la zorra con rabia. “Las uvas están verdes y no se pueden comer. De todas maneras, ¿para qué las querría?.
Y así se marchó la zorra.

📢 Moraleja

Nunca pongas la culpa en los demás de cosas que no eres capaz de hacer.

➤ La Zorra y las uvas por Samaniego

Es voz común que a más del mediodía,
en ayunas la Zorra iba cazando;
halla una parra, quédase mirando
de la alta vid el fruto que pendía.
Causábala mil ansias y congojas
no alcanzar a las uvas con la garra,
al mostrar a sus dientes la alta parra
negros racimos entre verdes hojas.
Miró, saltó y anduvo en probaduras,
pero vio el imposible ya de fijo.
Entonces fue cuando la Zorra dijo:
«No las quiero comer. No están maduras.»
No por eso te muestres impaciente,
si se te frustra, Fabio, algún intento:
aplica bien el cuento,
y di: No están maduras, frescamente.

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