El teatro infantil y juvenil tiene la capacidad de capturar las pequeñas grandes aventuras del día a día, y esta obra lo demuestra con ternura y humor. La historia nos presenta a Claudio, un niño curioso que encuentra en los libros una guía inesperada para lidiar con su hermana menor, Paulina. Entre travesuras, sustos fingidos y negociaciones de hermanos, la obra retrata con ingenio la dinámica familiar, ese juego constante de complicidad y pequeñas rivalidades que todo niño reconoce.
Pensada para un público juvenil e infantil, esta pieza destaca por su lenguaje fresco y situaciones cotidianas que generan identificación inmediata. A través del juego y la imaginación, se toca un tema universal: el arte de convivir entre hermanos. Perfecta para quienes disfrutan de historias llenas de humor, picardía y una pizca de astucia.
Titulo: Los problemas con las hermanitas menores
Autor: María Ester Trozzo de Servera
- Claudio
- Madre
- Paulina
Los problemas con las hermanitas menores
ACTO 1
(Escenografía única. Una vereda. Casas simples, de cuento. Colores alegres.)
Claudio: (Entra llevando de una piola un camioncito cargado con libros)
Madre: (En off) Claudio, no cruces la calle.
Claudio: No mamá.
Madre: ( En off) Si te vas a la casa de otro chico, me avisas primero.
Claudio: Sí, mamá, estoy acá en la vereda. (Se sienta en el piso y comienza a revisar los libros que tiene en el camión. Elige uno) ¡Éste! ¡Éste no lo he leído todavía! (Lee el título) “Libro de los problemas con las hermanitas menores” (Abre y lee…) A las hermanitas menores les gusta mucho hacerse las vivas. Se inventan cosas para asustar a los hermanos. Se disfrazan con trapos y buscan pelucas y pinturas de la madre para parecer más horribles.(Escena simultánea de la hermanita pequeña que aparece y se prepara entusiasmada para asustarlo)
(Claudio sigue leyendo pero simultáneamente espía a su hermana y va comprobando que el libro tiene razón)(La hermanita se le acerca aullando como fantasma y haciendo movimientos raros. Claudio, en lugar de asustarse, se ríe como loco.)
Paulina: (Haciendo pucheros) ¿Te estás riendo?¿No te asusté?¡Espión! ¡Me viste disfrazarme!¡Le voy a decir a decir a la mamá! (Llora y se va a buscar a la madre)
Claudio: ¡No! ¡No! ¡ A la mamá no (Sigue leyendo con rapidez). Si las hermanitas son escandalosas y lloronas es preferible hacerse el asustado porque si no . . .
Madre: (en off) ¡Claudio! ¿Qué pasa con la nena? ¡Ya la estás haciendo llorar otra vez! ¡Se te va a terminar la vereda si seguís así!
Claudio: ¡No mamá! Si acá no hay ninguna nena ¡Hay un fantasma! ¡Sí, que miedo que tengo! ¡Cómo tirito! ¡Qué horrible fantasma! (Hace mucho aspaviento y
la nena ríe feliz)
Claudio: ¡Ay! ¡Cómo me asustaste! (cambia el tono) Bueno, ahora andate y dejame jugar tranquilo ¿querés?
Paulina: Entonces te asusté de mentirita (llora) ¡Te burlás de mí! ¡Le voy a decir a la mamá!
Claudio: No, no ¡Por favor! ¡Callate! Sí me asusté. Te compro caramelos. Me asusté muchísimo ¿Querés figuritas? De verdad me asusté. Te cuento un cuento.
(La nena que sigue llorando mientras el ruega y ofrece, cuando escucha la palabra “cuento”se detiene de golpe, se limpia la nariz con el brazo y dice tranquilamente)
Paulina: Bueno, si es un cuento bonito me callo. (Se acomoda junto al camioncito y elige). Este, me gusta este.
Claudio: (resignado) Bueno dame (Abre el cuento)
Paulina: Ponete más cerca. No veo los dibujitos.
Claudio: (Se acomoda de mala gana y comienza a leer) Una vez tres amigos se juntaron en la vereda para inventar . . .
FIN