Hoy compartimos una linda Obra de Teatro titulada “El Hotel Venidorm” escrita por Felipe Curiel (Ya pueden ver su biografía), y por el contenido es más teatro para jovenes/adultos, la misma esta pensada para 10 personajes pero la pueden adaptar a sus necesidades suprimiendo algunos o cambiándoles de sexo. Ejecutada la misma transcurre entre 20 y 30 minutos, por lo cual la hace ideal para iniciados en la actuación.
Titulo: El Hotel Venidorm
Autor: Felipe Curiel
Personajes:
- Anastasio, Vendedor
- Eliodora, Vendedora
- Pomponia, Recepcionista
- Rómulo, Botones
- Horacia, Jefa de Relaciones Públicas
- Pánfila, Gerente de Ventas
- Briggitte, Chica Fresa
- Heidi, Chica Fresa
- Pongo Chong, Herpetólogo Japonés
- Kumiko Lin, Esposa de Pongo Chong.
PRIMER ACTO
Oficina de Ventas del Hotel. Podemos ver los afiches que indican los paquetes y promociones que el hotel ofrece a los distintos perfiles de clientes. En el escritorio se ve el teléfono, una lap top y un arreglo de flores. Entran la Gerente de Ventas, Pánfila, y el Nuevo Empleado de Ventas, Anastasio
– Pánfila: Este es tu nuevo lugar de trabajo: La oficina de Ventas del Hotel.
– Anastasio: Pero que bonitas flores, hasta motivan a uno a trabajar.
– Pánfila: Aquí en el hotel “Venidorm” siempre procuramos el bienestar de los empleados.
– Anastasio: (Burlándose) “Venidorm”
– Pánfila: Bueno ya, de qué te ríes, cada que digo el nombre del hotel sueltas a reír.
– Anastasio: Pues es que… “Venidorm”, suena como nombre de motel.
– Pánfila: No confundas, Anastasio. Venidorm se deriva de “Ven” y “duerme”
– Anastasio: Deberían de aclararle eso a los clientes.
– Pánfila: No andes queriendo hacer la tarea del encargado de merca, tú sólo tienes que vender. ¿Si te aprendiste toda la información de las promociones y las políticas de venta?
– Anastasio: Clarines, Jefa. Usted no se preocupe.
– Pánfila: Bueno, por cualquier cosa, aquí tienes los afiches con los servicios y precios, y tu compañera no debe de tardar.
Anastasio: Ya rugió, mi león.
– Pánfila: Anastasio… no vayas a decirles esas cosas a los clientes.
– Anastasio: Entendido.
– Pánfila: Siéntete como en casa, bienvenido al hotel “Venidorm” (Anastasio se ríe) y ya deja de reírte.
– Pánfila sale de la oficina. Anastasio se queda viendo la oficina y saca una vela aromática para ponerla en el escritorio. Entra su compañera de trabajo,
– Eliodora.
– Eliodora: (Hablando súper rápido) Hola, ¿tú eres el nuevo?, Soy Eliodora, tu compañera de trabajo, mucho gusto, bienvenido al hotel, vamos a ser muy buenos compañeros…
– Anastasio: Calmantes montes, no me hables tan rápido.
– Eliodora: (Apenada, habla normal) Perdón… es que, cuando me pongo nerviosa comienzo a hablar muy rápido.
– Anastasio: ¿Y por qué tan nerviosa?
– Eliodora: Es que, nunca había tenido un compañero aquí en la oficina.
– Anastasio: ¿En serio? Es la primera vez que alguien trabaja aquí.
– Eliodora: Nunca habíamos tenido tanta demanda, pero ahora que ya tenemos muchas reservaciones, decidieron contratar a alguien nuevo y… aquí estás.
– Anastasio: ¿Cuánto tiempo llevas trabajando aquí?
– Eliodora: Cinco años. Me gusta hablar con la gente.
– Anastasio: A mí me pone nervioso.
– Eliodora: No, no te pongas nervioso. No pasa nada.
– Anastasio: Oye, pero esta oficina se ve muy poco equipada. Además, sólo hay un teléfono.
– Eliodora: ¿No te dijeron lo que tenías que hacer en el puesto?
– Anastasio: Pues sí, me dijeron que iba a estar en el departamento de ventas.
– Eliodora: ¿Y te explicaron los procedimientos?
– Anastasio: No, pero pues lo normal es que te sientes y comiences a hablar por teléfono con los huéspedes para venderles.
– Eliodora: Bueno, es que aquí hacemos las cosas un poquito diferentes.
– Anastasio: ¿Qué tan diferentes?
– Eliodora: Bueno, pues es que el gerente del hotel antes estaba encargado de una cuadrilla de Tupperware y nos hace vender por cambaceo.
– Anastasio: ¡¿Por cambaceo?!
– Eliodora: Él dice que si acaparamos el mercado local después podremos abarcar mercados más grandes.
– Anastasio: Pero ¿para qué quiere acaparar el mercado local? Los que viven aquí no son los que buscan hoteles para dormir.
– Eliodora: Con razón nadie me quiere comprar los paquetes.
– Anastasio: ¿No tienen huéspedes extranjeros o foráneos?
– Eliodora: Pues sí, pero casi siempre se quedan porque ya no hay habitaciones en los demás hoteles.
– Anastasio: Creo que su estrategia de ventas está un poquito desviada.
– Eliodora: Pero el gerente dice que es mejor empezar por lo local…
– Anastasio: Los locales tienen su casa, deben de buscar a los que no viven aquí… vamos intentando algo nuevo.
– Eliodora: No, no, no… Tenemos que seguir los procedimientos.
– Anastasio: Nada, vamos a hacer crecer este hotel.
– Anastasio abre la lap top y comienza a teclear. Eliodora se alarma.
– Eliodora: ¿Qué haces?
– Anastasio: Voy a crear una página de internet para el hotel.
– Eliodora: ¿Diseñas páginas web?
– Anastasio: Ay, claro que no. Eso es de hippies. Voy a crear un perfil en Facebook.
– Eliodora: Ah, pues sí. Ya todos hacen merca por Facebook.
– Anastasio: (Escribiendo) Hotel Venidorm, Puerto Vallarta, ¿cuál es nuestro teléfono?
– Eliodora: Este de aquí (señala el teléfono)
– Anastasio: El número telefónico.
– Eliodora: Ah, es 22 6 80 80
– Anastasio: (Continua escribiendo) El mejor hotel de Puerto Vallarta.
– Eliodora: ¿Y sí va a funcionar?
– Anastasio: Claro que sí, mira… ya tenemos un “me gusta”
– Eliodora: Tú sí que eres todo un experto en ventas.
– Anastasio: Claro, es de familia, mi mamá vende Avon.
Suena el teléfono.
– Eliodora: ¡Fuego!
– Anastasio: No es la alarma, es el teléfono.
– Eliodora: Ah, es que nunca había sonado.
– Anastasio: Contesta.
– Eliodora: Tú eres el que sabe de estas cosas, contesta tú.
– Anastasio contesta el teléfono. A un lado del escenario aparecen Briggitte, con lentes oscuros y una paleta De La Rosa, es quien está llamando por teléfono; y
– Heidi, su amiga.
– Anastasio: Hotel Venidorm, el mejor hotel de Puerto Vallarta. ¿En qué puedo servirle?
– Briggitte: (Fresa) Holis, quería hacer una reservación para mi grupo de amigas.
– Anastasio: ¿Cuántas amigas vienen con usted?
– Briggitte: Somos ocho amigas.
– Anastasio: ¿Y están guapas?
– Eliodora: ¿Qué quiere?
– Anastasio: Es una señorita, quiere hacer una reservación para un grupo.
– Eliodora: ¿Cuántas son?
– Anastasio: Dice que son 8, con ella 9
– Eliodora: Uy no, la política es que para reservaciones de grupos deben de ser por lo menos 10.
– Anastasio: Pero están bien bonitas.
– Eliodora: ¿Y tú cómo sabes?
– Anastasio: Le dieron “me gusta” a la página, y salió su foto. Mira: Briggite López. Heidi Van der Heisen. Deben ser griegas
– Eliodora: No importa, tienen que ser 10, que inviten a alguien más.
– Briggitte: ¿Aló? Sigue aquí.
– Heidi: Ya te ha de haber colgado, mejor llama al otro hotel
– Anastasio: Disculpe, señorita, aquí sigo. Me decía que son 8 sus compañeras.
– Briggitte: Sí. Así es.
– Anastasio: Disculpa, primor. Pero es que para reservarte como grupo tienen que ser por lo menos 10 personas.
– Briggitte: Ash, me choca. Vamos a tener que invitar a mi primo. Todas van en plan de solteronas y se van a andar de ofrecidas con él.
– Heidi: Yo no andaría de ofrecida con él.
– Briggitte: Pues claro que no, tú ya te enredaste con él cuando fuimos a Playa del Carmen.
– Heidi: No fue mi culpa.
– Briggitte: No, yo creo que no podremos invitar a mi primo.
– Anastasio: En ese caso, podría ofrecerle un mejor plan.
– Briggitte: ¿Nos va a reservar para 9 personas?
– Anastasio: No, mejor yo me incluyo a su grupo.
– Eliodora: Ey, no estés de pelado.
– Briggitte: ¿Es en serio?
– Heidi: ¿Qué dijo?
– Briggitte: Espérate, ya vamos a hacer trato. A ver, dígame.
– Anastasio: Es más, para que vea, le hago un descuento del 40% por ser “familiares de empleados”
– Briggitte: ¿Y nos va a incluir barra libre?
– Anastasio: Se las doy todo el día. (Eliodora se escandaliza)
– Briggitte: ¿Y el buffete?
– Anastasio: Podrán tener todo lo que quieran (Eliodora se escandaliza aún más)
– Eliodora: ¡Oye! No andes de pelado (le da un golpe a Anastasio).
– Briggitte: Entonces, trato hecho. Reservamos para el próximo fin de semana.
– Anastasio: Nos vemos, Briggitte (lo dice con dulzura). Besos.
– Briggitte: Chao. XOXO.
– Heidi: ¡Bye!
Termina llamada telefónica. Briggitte y Heidi salen.
– Eliodora: ¿Qué hiciste?
– Anastasio: Una reservación para grupos.
– Eliodora: Pero no puedes hospedarte con los clientes.
– Anastasio: Son familiares.
– Eliodora: ¿Y ese descuento? El gerente nos va a regañar.
– Anastasio: No tiene por qué enterarse.
– Eliodora: (Empieza a hablar rápidamente) Nos van a echar a la calle, perderé mi trabajo, ya no tendré cómo mantener a mis hijos, les dará hambre y terminarán vendiendo chicles
en las esquinas, hasta que un huracán venga y…
– Anastasio: Calmantes montes, Eliodora. Mejor ve al baño y relájate.
– Eliodora: (Tranquilizándose) Sí, mejor voy al baño. El jefe nos va a matar…
Sale Eliodora, mientras Anastasio se queda revisando las fotos de Briggitte en el Facebook. Suena el teléfono nuevamente.
– Anastasio: Achis, dos llamadas en un ratito. Esto del Facebook es muy efectivo.
– Anastasio contesta el teléfono. En el escenario aparece Pongo Chong, algo despeinado y con acento chino/japonés.
– Anastasio: Hotel Venidorm, el mejor hotel de Puerto Vallarta. ¿En qué puedo servirle?
– Pongo: Llama el Doctor Pongo Chong, del Consejo Internacional de Herpetología.
– Anastasio: (Entre risas) Dígame, “Pongo Chong”, ¿qué puedo hacer por usted?
Pongo: Llamaba para verificar la reservación que hicimos la semana pasada para el Congreso que haremos ahí en su hotel.
– Anastasio: Ah, claro. Permítame. Me “Pongo” a buscar su reservación. (Ríe)
– Pongo: Salud.
– Anastasio: ¿Perdón?
– Pongo: ¿No estornudó?
– Anastasio: No, yo estaba… no importa. Permítame.
– Anastasio busca en el escritorio la reservación, Pongo espera en el teléfono.
– Anastasio: ¿Cómo me dijo que se llama su evento?
– Pongo: Congreso Internacional de Herpetología.
– Anastasio: (Se asusta) ¡Herpetología! o sea que ¿todos tienen herpes?
– Pongo: No, no, se está confundiendo.
– Anastasio: No invente, yo no quiero tener a un montón de “herpetólogos” cerca de mí. ¿Qué tal si me contagian?
– Pongo: No, señor. La herpetología es el estudio de los anfibios y reptiles.
– Anastasio: Ah, me hubiera dicho antes de asustarme, ya le iba a colgar.
– Pongo: ¿Sí encontró la reservación?
– Anastasio no encuentra ningún documento por el escritorio. Finge que ya la ha encontrado y a partir de aquí empieza a mentir a Pongo.
– Anastasio: Sí, aquí la tengo.
– Pongo: ¿Y bien?
– Anastasio: ¿Qué? Ya le dije que sí la tengo.
– Pongo: Quedaron de confirmarme los servicios, precios y las cortesías que nos iban a dar.
– Anastasio: Ah, claro. ¿Me da un minuto?
– Pongo: Es llamada de larga distancia.
– Anastasio voltea a ver los afiches de los paquetes, pero no ve ninguno que diga algo sobre Convenciones y Congresos.
– Anastasio: (Para sí mismo) Chin, no me dejaron la información de las convenciones. ¿Ahora qué hago?… (Mira alrededor, se asoma a ver si viene Eliodora, por fin encuentra una hoja que dice “Convenciones y Congresos”)
– Pongo: ¿Señor?
– Anastasio: Perdone, estaba, verificando en mi sistema su reservación.
– Pongo: ¿Será este fin de semana?
– Anastasio: Claro, todo el fin de semana.
– Pongo: ¿Y el precio por el paquete en cuánto quedó?
– Anastasio: (Leyendo) Está en $16,666 pesos.
– Pongo: ¿De verdad?
– Anastasio: Sí, eso es lo que dice.
– Pongo: La última vez me cobraban más.
– Anastasio: Supongo que cambiaron de opinión.
– Pongo: ¿Incluye el coffe break?
– Anastasio: Sí, lo incluye.
– Pongo: ¿Y el servicio de banquete?
– Anastasio: También.
– Pongo: ¿Estás seguro?
– Anastasio: Sí… bueno, no.
– Pongo: ¿Sí o no?
– Anastasio: Sí y también le vamos a dar (nervioso)… un coctel de bienvenida.
– Pongo: Pero yo no había pedido nada de eso.
– Anastasio: ¿Ah no?
– Pongo: Creo que no.
– Anastasio: Pues fíjese que sí, aquí dice que sí.
– Pongo: Bueno, gracias. En cuanto a las habitaciones…
– Anastasio: Le doy 30 de cortesía.
– Pongo: ¿30?
– Anastasio: Sí, 30. ¿Le parece bien?
– Pongo: Muy bien. Bueno, entonces le mandaré los publicitarios mañana…
– Anastasio: No, no se preocupe. También se los regalamos aquí.
– Pongo: Bueno, ¿ahí tiene el nombre de congreso, verdad?
– Anastasio: Sí, aquí en su reservación dice todo.
– Pongo: Perfecto, pues muchas gracias. Nos vemos el viernes.
– Pongo Chong cuelga y sale. Anastasio se limpia el sudor de la frente y Eliodora regresa del baño.
– Eliodora: ¿Por qué estás sudando tanto? No me digas que sigues viendo las fotos de las griegas.
– Anastasio: No, no, no es eso. Es que, acabo de colgar con un tal Pongo Chong.
– Eliodora: ¿Qué te dijo?
– Anastasio: Pues algo del congreso que iba a haber aquí en el hotel.
– Eliodora: ¿Congreso de qué?
– Anastasio: De Herpetología.
– Eliodora: ¡Qué miedo! Yo no me quiero contagiar de herpes.
– Anastasio: No seas tonta, herpetólogo es el que estudia las serpientes.
– Eliodora: (Recordando) Ah, ya recordé, el jefe me dijo algo de ellos.
– Anastasio: Pues llamaron para confirmar la reservación.
– Eliodora: ¿Encontraste la hoja de su reservación?
– Anastasio: Claro, aquí la tengo. Le dije que costaba $16,666 y que tenía 30 habitaciones de cortesía. Además le ofrecí coctel de bienvenida y sus publicitarios para amarrar el trato.
– Eliodora: ¡Ahora sí nos va a matar el jefe!
– Anastasio: ¿Ahora por qué?
– Eliodora: Estás agarrando la hoja al revés. Aquí dice que el precio es de $99,991. Le ofreciste 30 habitaciones de cortesía y sólo hay 40 en el hotel. Y con el precio que les ofreciste, no nos va a alcanzar ni para poner shampoo en los cuartos.
– Anastasio: ¿En serio?
– Eliodora: (Hablando rápidamente) Ay Jesús, por favor no dejes que me corran, no quiero quedarme sin trabajo y tener que vender chicles en la calle, voy a terminar saliendo en
el programa de Laura y me van a dar un carrito sandwichero y yo soy alérgica al pan de caja, voy a morir por una intoxicación…
– Anastasio: Bájale al drama y mejor vámonos a hacer el cambaceo.
– Anastasio jala a Eliodora fuera del escenario. Termina Primer Acto.
SEGUNDO ACTO
Recepción del Hotel. Rómulo, el botones, está acostado en una mesa escuchando música. Pomponia, le recepcionista, pasa frente a él y se detiene.
– Pomponia: Rómulo… Rómulo… ¡Rómulo!
– Rómulo: (Asustado) ¿Qué? ¿Qué pasó? ¿Ya llegaron las serpientes?
– Pomponia: No, pero ya no tardan. No entiendo cómo vas a atender a los huéspedes si les tienes tanto miedo a las serpientes.
– Rómulo: No es miedo, sólo prefiero tenerlas lejitos para no asustarlas.
– Pomponia: Como sea, debería de darte vergüenza, ¿qué tal si llegan y tú estás aquí tirado?
– Rómulo: Tranquila, ya está todo listo. Ya preparé el salón de eventos para la ceremonia de inauguración y el ama de llaves dijo que las habitaciones están listas. No hay más huéspedes, sólo los amantes de las víboras. En cuanto lleguen, voy a escuchar los carros entrar.
– Pomponia: ¿Y si vienen en bici? Allá en Asia todos andan en bici.
– Rómulo: Ya deberías de dejar de ver la película de “¿Quién quiere ser millonario?”
– Pomponia: Sólo la he visto 2 veces.
– Rómulo: Eso en el cine, sabe cuántas veces la has rentado.
– Pomponia: ¿En dónde están los displays y las mantas del congreso? ¿Por qué no los has puesto?
– Rómulo: Pues no los mandaron, a mi me dijo Horacia que de eso se iban a encargar los chinos.
– Pomponia: ¿Ya revisaste si están atrás en la bodega?
– Rómulo: Ya, sólo estaba esto… (le muestra una hoja de papel que dice “Congreso de Herpetología” y tiene dibujada una serpiente con crayolas)
– Pomponia: ¿Y eso quién lo hizo?
– Rómulo: Parece la letra de Eliodora, la de Ventas.
– Pomponia: ¿Ya le dijiste a Horacia que no llegaron las mantas?
– Rómulo: Claro… que no. ¿Para qué hago que se estrese?
– Pomponia: Se va a enojar más cuando se dé cuenta.
– Rómulo: Se enoja de todo, tú déjalo que se relaje.
Entran Anastasio y Eliodora con vasos desechables en las manos. Comienzan a distribuirlos por la recepción.
– Pomponia: ¿Y ahora ustedes? ¿Qué están haciendo?
– Anastasio: Acomodando en coctel de bienvenida.
– Rómulo: ¿Con desechables?
– Eliodora: Es para lo que alcanzó el presupuesto.
– Pomponia: ¿Y qué significa esto?
– Eliodora: Es el cartel del congreso.
– Rómulo: ¿Tú lo hiciste?
– Anastasio: Lo hicimos los dos.
– Pomponia: Horacia se va a enojar cuando vea esto…
– Eliodora: No le vayan a decir nada…
– Rómulo: No necesitamos decirle, lo va a ver.
– Anastasio: Ya, déjennos terminar, que no tardan en llegar los invitados.
– Eliodora: (Oliendo el perfume de Pomponia) ¿Por qué tan perfumada?
– Pomponia: Quiero estar arreglada para el Doctor Pongo Chong
– Anastasio: ¿Lo conoces?
– Pomponia: Él aún no me conoce a mí, pero verás que cae rendido a mis pies con este perfume.
– Rómulo: Andale, ¿desde cuándo se te da eso de salir con coreanos?
– Pomponia: No es coreano, es japonés. Y es uno de los “100 científicos más sexys del 2013” según la revista “Recepcionista de Hotel”
– Rómulo: Claro, y te va a llevar contigo porque hablas japonés.
– Pomponia: Todavía puedo aprenderlo.
– Horacia: (Voz en Off) ¡Qué significa todo esto!
– Anastasio: Ay, mamachita. Ya nos descubrió Horacia.
– Eliodora: Vámonos a escondernos, Anastasio.
Anastasio y Eliodora corren a esconderse en una esquina. Entra Horacia, la Jefa de Relaciones Públicas junto con Pánfila, la Gerente de Ventas. Vienen discutiendo.
– Horacia: Si tuvieras control sobre tu departamento no estaríamos metidas en este lío.
– Pánfila: A mi no me culpes, si me hubieras pasado el archivo de la reservación a tiempo podría haber prevenido a mis trabajadores.
– Horacia: No te preocupes, para la próxima me encargaré de que tus trabajadores ya no existan.
– Pánfila: Los vas a correr por tu culpa.
– Horacia: ¿Mi culpa? ¿Mi culpa? (mira alrededor) ¿Qué es esto?
– Rómulo: El cóctel de bienvenida que prepararon los de ventas.
– Horacia: (Gritándole a Pánfila) ¡Más te vale que encuentres a tus empleados o tu cabeza será la que rodará!
– Pánfila: ¡Con tus gritos ya has de haber hecho que se espantaran! Son como un par de chihuahuas.
– Horacia: Vete ya.
Pánfila se va a buscar a Anastasio y Eliodora.
– Horacia: (A Pomponia) Y tú, quédate ya en recepción, no tardan en llegar los huéspedes.
– Pomponia: Sí, señor. (Se aparta a su escritorio)
– Rómulo: (Acercándose por la espalda a Horacia con el cartel en la mano) ¿En dónde pongo esto?
– Horacia: No estoy de humor para tus bromitas.
Se va Horacia muy enojado y arrebatándole el cartel a Rómulo.
– Rómulo: Ahora sí se encabritó.
– Pomponia: Pues no era para menos, esos de ventas hicieron lo que quisieron con el paquete.
– Rómulo: Al menos ahora el hotel va a tener ocupación total.
– Pomponia: Sí, pero no nos van a pagar más que una mísera cantidad. Mira, ya acomódate, ahí viene Pongo Chong.
– Rómulo: ¿Y esa que viene con él, quién es?
– Pomponia: No sé, alguna víbora que me lo quiere robar.
– Rómulo: Jaja, buen esa. “Víbora” Aunque, por como vienen, parece más su esposa.
– Pomponia: Ah no, eso si que no. Ahorita ves cómo me deshago de ella.
Entra Pongo Chong con su esposa, Kumiko Lin, agarrados del brazo. Ella trae una caja de cartón en su brazo libre y él una maleta. Llegan a recepción. Pomponia a partir de aquí le hace insinuaciones al doctor en todos los diálogos.
– Pomponia: Bienvenido, Doctor Pongo Chong, al hotel Venidorm. Su habitación especial está preparada para recibirlo.
– Pongo: Muchas gracias, señorita.
– Pomponia: Sólo hay un detalle. No pudimos reservarle una habitación doble. Por lo que tendré que asignarle otra habitación a la señora…
– Kumiko: Doctora Kumiko Lin, esposa del doctor.
– Pomponia: ¿Esposos? Uy qué lastima tener que separarlos, espero que nos comprendan.
– Pongo: Pero yo había reservado…
– Pomponia: Sí, lo sé. Pero nuestro sistema tuvo un pequeño error. No se preocupe. Verá que se la pasará muy bien. Su habitación está aquí cerca de la recepción.
– Kumiko: Oiga, pero yo no quiero separarme de mi esposo.
– Pomponia: No se preocupe, es sólo un fin de semana y se verán en las conferencias. Por favor, firme aquí (Pomponia saca una fotografía del Doctor Pongo)
– Pongo: Esto no es una reservación.
– Rómulo: (Interrumpe) ¿Qué les parece si mejor los guío a sus habitaciones?
– Pomponia: Te ayudo, yo llevo al doctor a su cuarto.
Pomponia toma al Doctor y se lo lleva. Kumiko se queda perpleja.
– Rómulo: ¿Quiere que le ayude con su caja?
– Kumiko: Sí, parece que usted es el primer empleado eficiente que me atiende.
– Rómulo: (Toma la caja) Qué equipaje tan ligero trae usted.
– Kumiko: Ese no es mi equipaje, es mi serpiente.
– Rómulo: (Grita y arroja la caja) ¡Serpiente!
– Kumiko: Sólo eso me faltaba. Déjeme en paz. Yo puedo encontrar mi habitación.
Kumiko se va indignada. Rómulo se frota las manos con asco. Entran Briggitte y Heidi.
– Briggitte: Holis, vengo a hospedarme por el fin de semana. Tengo reservación para mis amigas y yo.
– Rómulo: ¿Reservación? Pero, todas nuestras habitaciones están llenas.
– Heidi: Te dije que revisaras la reservación.
– Briggitte: Yo llamé hace unos días y los de ventas me hicieron mi reservación de grupos.
– Rómulo: Deben de haberse equivocado, no checaron la disponibilidad de las habitaciones.
– Heidi: Un tal Anastasio se iba a quedar con nosotras. Él ya debe estar por aquí.
– Rómulo: No, no lo hemos visto. Pero si gusta puede pasar al salón de conferencias y en seguida la atiendo. Vamos a tener un Congreso de Herpetología.
– Briggitte: Iugh, que asco, no quiero estar rodeada de gente con herpes.
– Heidi: ¿Qué tal si luego no podemos sentarnos?
– Briggitte: Esas son las hemorroides, no el herpes
– Heidi: Yo creí que eran lo mismo. ¿Entonces todos tienen herpes?
– Rómulo: No, se equivoca. No tienen herpes.
– Briggitte: ¿Está seguro?
– Heidi: Yo preferiría ver sus certificados médicos.
– Rómulo: Ustedes pasen, daremos cóctel al final.
– Briggitte: Uy, está bien.
– Heidi: Cóctel, espero que tengan margaritas.
Briggitte y Heidi salen y Rómulo va detrás de ella. Se detiene cuando ve que dos personas se acercan a recepción: son Eliodora y Anastasio disfrazados.
– Rómulo: Hola, ¿vienen al congreso?
– Anastasio: (Fingiendo la voz) No, no, vamos de salida.
– Rómulo: ¿Tenían reservación?
– Eliodora: (Fingiendo la voz) No, sólo veníamos de paso. Gracias.
Se van rápidamente. No se quitan el disfraz.
– Rómulo: Qué raro. Juraría que se parecían a… bueno, no importa.
Sale Rómulo. Aparece una pantalla en donde se proyecta la imagen de bienvenida al congreso. Termina segundo acto.
TERCER ACTO
Salón de Conferencias. Entra Horacia y comienza a acomodar sillas frente a la pantalla. Pánfila viene detrás de él.
– Pánfila: Ni rastros de Anastasio y Eliodora.
– Horacia: Ya no importa, luego los buscamos. Ayúdame a recibir a los del congreso.
Comienzan a entrar los personajes: Pomponia viene agarrada del Doctor Pongo Chong y lo sienta a su lado. Su esposa Kumiko se sienta del otro lado, de tal forma que Pomponia queda entre los dos. Rómulo pasa con Briggitte y Heidi y las acomoda, ellas inmediatamente se empiezan a aburrir, mientras él se para a un lado de la pantalla y se pone a escuchar música nuevamente. Pánfila toma asiento y comienza el congreso.
– Horacia: (Hablándole a todo el grupo) Bienvenidos a todos a este Décimo Congreso Internacional de Herpetología, esperamos que su visita sea muy placentera (entre dientes y enojada) ya que casi todo les está saliendo gratis. Los dejo con el Doctor Pongo Chong, Presidente de esta Asociación.
Se invita al público a que aplauda, Pongo se pone de pie y trae la caja de la serpiente consigo.
– Pongo: Queridos colegas, bienvenidos a este Congreso, esperamos que sea provechoso para todos. Queremos agradecerle al hotel Venidorm por tantas facilidades que nos han dado y por el caluroso recibimiento que hemos tenido.
Aplausos nuevamente. Horacia y Pánfila siguen discutiendo en susurros.
– Pongo: Y ahora, sin más preámbulos, saludemos a la mascota de la Asociación. Hermes.
Pongo Chong saca una serpiente falsa de la caja y al ver que nadie se acerca para ponérsela, la coloca en los hombros de Rómulo, que al darse cuenta de lo que acaba de pasar huye despavorido del lugar pidiendo auxilio. Lanza la serpiente y cae entre el público.
– Pongo: ¡Cuidado con la serpiente!
– Kumiko: ¡Hermes!
– Briggitte: Iugh, me dijeron que nadie tenía herpes. (Sale corriendo y asqueada)
– Heidi: ¡Briggite, no me dejes sola! ¡Yo quiero todavía mi margarita! (se va tras Briggitte)
– Pomponia: Auxilio, sálveme Doctor (abraza al doctor)
– Kumiko: ¡Suelta a mi esposo!
– Horacia: Calma señores, calma. Si perdemos la calma la vamos a asustar.
– Pánfila: ¡Está en tu pierna, Horacia!
– Horacia: ¡¿En dónde?! ¡Quítamela! Auxilio (Se sube a su silla asustado)
– Pongo: ¡Ya la tengo!
– Kumiko: Ahora yo me deshago de esa víbora (empieza a perseguir a Pomponia y salen corriendo)
– Pongo: Kumiko, conserva la calma.
Pongo va tras su esposa. Horacia y Pánfila se abrazan por el susto. Mientras todo este desorden sucede, Anastasio, aún disfrazado, se escabulle entre la multitud buscando su vela aromática. Eliodora lo observa desde la puerta.
– Eliodora: (Queriendo susurrar) Te van a cachar, Anastasio.
– Anastasio: Pero olvidé mi vela aromática, no quiero dejarla aquí.
Anastasio está a punto de tomar su vela cuando Horacia lo descubre.
– Horacia: ¡Túúúúúúúúú!
– Anastasio: A correr, Eliodora. Ahora sí nos cacharon.
Salen corriendo Anastasio, Eliodora y Horacia. Pánfila se tarda en reaccionar pero luego va tras ellos. Al ver que no los va a alcanzar, les grita.
– Pánfila: ¡No les hagas daño! Nos va a salir más cara la indemnización.
Voltea a ver alrededor. Se da cuenta de que se ha quedado sola en el Salón de Conferencia con todos los Herpetólogos. Los voltea a ver, nerviosa.
– Pánfila: Bueno, supongo que ya quedó inaugurado el Congreso. Pueden pasar por su cóctel de bienvenida a la recepción. Que disfruten su estancia en el Hotel Venidorm.
Sale. De pronto sale la serpiente falsa volando a través del escenario.
Fin del tercer acto.
4 respuestas
Disfrute de interpretar a Antastasio, Leía la obra a nivel que la estaba actuando y me gusto mucho 😀
q buena obra
Me encanto, es justo lo que buscaba para presentar en mi escuela, no olvidare el credito para el señor Felipe Curiel y les mandare fotos
cual es el tema o mensaje de la obra ?